martes, 8 de junio de 2010

EL DIBUJO ESTRUCTURAL

Para una aguda observación de las cosas es necesario hacerse el habito de recorre un contenido detalle a detalle. No sirve conformarse con una mirada general de las cosas. Nada se conoce bien sin recorrerlo, cuanto más nos acostumbremos más facilidad tendremos para analizar correctamente lo que vemos. Por el contario, cuanto menos habituados estamos a detenerse en los detalles menos apreciamos el valor de los cosas o las formas. La emoción, la intuición, la inspiración, son elementos conducentes de algo, son medios, no son principios, son instrumentos naturales. Nada inmaterial puede ser imaginado, ni dibujado.

Se miran todas las cosas con distinto grado de interés, generalmente tenemos una mirada distraída, pasmos tan rápidamente por las cosas que se nos presentan tan rápido como cuando no bebemos un vaso de agua, agotamos un objeto en pocos minutos porque ya necesitamos pasar a otra cosa, es quizás por esto que la pintura se ha hecho cada vez más abstracta y con menos variedad de cosas, con unas cuantas manchas se hace un cuadro, con una idea básica “cerebral” se hace otro, pero los dos producto de la misma poca capacidad de atención, creo que es uno de los tantos trastornos de la vida moderna, consumista y vertiginosa. Es algo relativamente nuevo la dificultad de déficit de atención.

El individuo de hoy no soporta demasiado detenerse en los detalles, en una imagen que no tiene la dinámica televisiva, salvo que los detalle estimulen fuertemente su instintos más primarios.

El dibujo nos ayuda enormemente, nos da las máximas posibilidades de contrarrestar esta facilidad para la dispersión. En el proceso de transferencia de la imagen visual al papel también se produce la transferencia de la imagen dibujada a la mente, incorporándola a la memoria en forma permanente, de allí sacará el artista el material imaginativo necesario para crear, la imaginación es nula para captar imagenes ausentes.

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